Son una parte importante de la práctica del
Wushu. Se supone que en su origen se inspiraron en las danzas rituales
chamánicas y en las danzas con espada que se ejecutaban antes de la batalla
para enardecer a las tropas.
Todos los estilos tradicionales poseen de uno a
varios taolu, o bien series cortas de movimientos llamadas tangzi. Con la
modernización de las artes marciales chinas durante el periodo republicano
(1912-1949) se dio una gran importancia a estas coreografías, que se
multiplicaron en número.
Originalmente eran un medio para ejercitar el
cuerpo y desarrollar la estabilidad, la coordinación y la movilización
energética. En sí no constituyen una preparación para el combate, como sugiere
un dicho tradicional: "Para practicar el boxeo, un solo encadenamiento
basta". Es decir, lo esencial está en otra parte. Entre los taolumas
célebres se pueden citar las trece posturas del Taiji (Shisan shi), la pierna
proyectil (Tantui), la cuarta secuencia del boxeo Cha (Si lu cha quan), la gran
forma del boxeo de las 8 direcciones (Baji quan dajia), las palmas encadenadas
de los ocho trigramas (Bagua lianhuan zhang) o los puños encadenados de los
cinco elementos (Wuxing lianhuan quan) del Xingyi.
En referencia a las prácticas codificadas, los
maestros distinguen entre la forma llamada fija (ding), dirigida al
aprendizaje, y la forma que resulta de su integración por parte del practicante
cuando se han superado las diez mil repeticiones. A la primera se la denomina
"tonta" (benjia) o "muerta" (sijia), frente a la
"viva" (huojia), a la que no se puede llegar con ciertas enseñanzas
limitadas a la repetición escrupulosa de un modelo fijo.